domingo, 19 de julio de 2009

Sombra X

Le decía que los seres y las cosas tienen vestimenta de luz. (...) Entre los prisioneros del patio y las mujeres de las rocas debía de haber hilos de luz que cruzaban tendidos por encima del muro, hilos invisibles que no obstante transmitían el color de las prendas y el ajuar de la memoria. Y más aún, una pasarela hecha de
cordajes luminosos y sensoriales. El guardia imaginó que, en su quietud, los prisioneros y las mujeres de los peñascos estaban haciendo el amor y que era el vendaval de sus dedos el que agitaba las faldas y las melenas.

Rivas- El lápiz del carpintero

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